Las naciones, así como las personas, han tenido a lo largo
de la historia un comportamiento particular acorde a las circunstancias que han
vivido, creando una psicología que les es propia y que se manifiesta en las
costumbres, acciones y decisiones que toman los pueblos que las conforman.
Haciendo dicha consideración, he querido hacer una simple
reflexión sobre qué Estados europeos han encarnado los pecados capitales:
Pereza – Grecia: Los antiguos griegos nunca estimaron el
comercio y las labores domésticas, por lo que estas actividades solían estar en
manos de los esclavos y otros habitantes con un estatus diferente al de
ciudadano, como los metecos. El ocio y la pereza hicieron de los griegos un
pueblo contemplativo que dio origen a la filosofía, el teatro, y un sinnúmero
de manifestaciones artísticas e intelectuales de las cuales es deudor el mundo
Occidental. No olvidemos que para Aristóteles “la felicidad reside en el ocio
del espíritu… y la verdadera felicidad radica en el ejercicio de la mente.”
Lujuria – Italia: El amor y la lujuria han caracterizado a
los italianos desde los tiempos del imperio romano, con los ritos mistéricos
como los bacanales y las orgías de algunos de sus emperadores. Tampoco hay que
olvidar a los miembros de la Curia Vaticana y sus relaciones carnales al margen
de los votos de castidad; o incluso hasta las aventurillas del mismo Silvio
Berlusconi. La lengua italiana es considerada como la propia del amor. Para
Dante Alighieri: “La lujuria merece tratarse con piedad y disculpa cuando se
ejerce para aprender a amar.”
Gula – Francia: Es indudable que a los franceses les gusta
disfrutar de los placeres de la vida como el buen beber y comer. Pero ha sido
el exceso el que también ha marcado su historia. Es imposible no imaginar la
calidad de banquetes que debió de prepararse Luis XVI. Incluso si hubiera sido
más moderado, probablemente no habría existido la Revolución Francesa. Hoy en
día es la estrella Michelin, un premio francés, la que determina la calidad de
un restaurante. La gula está tan presente en los franceses que para Víctor Hugo
“la indigestión es la encargada de predicar la moral al estómago.”
Avaricia – Alemania: Los alemanes siempre han deseado
controlar de una forma u otra el mundo. Ya en los primeros años de la era
cristiana codiciaron Roma hasta terminar con el imperio de los césares.
Posteriormente, durante la Edad Media cuando formaron el Sacro Imperio Romano
Germánico, intentaron con ahínco dominar al resto de reinos europeos, buscando
ser reconocidos como el más grande poder de la cristiandad. Este fue uno de los
factores que evitaron que Alemania formara un Estado unificado hasta la segunda
mitad del siglo XIX. No podemos tampoco olvidar cómo Hitler hizo gala de este
pecado, y la forma en la que en pleno siglo XXI desean mantener su parcela de
poder a costa del resto de sus socios europeos. Para Erich Fromm “la avaricia y
la paz se excluyen mutuamente.”
Ira – Rusia: No cabe duda que el dominio que los mongoles y
la Horda de Oro ejercieron sobre los principados rusos durante la Edad Media,
hizo que forjaran su carácter agresivo, y que constantemente buscaran
expandirse para no ser sometidos nuevamente. El pueblo ruso se hizo
violento y necesita un enemigo para desahogar la rabia que
le genera una vida ruda y difícil. Desde zares como Iván el Terrible o Pedro el
Grande, hasta Brézhnev y Putin, el mundo siempre está pendiente de no enfadar y
despertar al Leviatán eslavo. Stalin lo tuvo claro: “El enemigo debe ser
derrotado. La victoria será nuestra.”
Envidia – España: El español siempre ha sentido una cierta
rivalidad por sus vecinos. Siempre quiere ser mejor que el de a lado, y ello se
manifiesta en los pequeños o grandes conflictos entre sus nacionalidades, e
incluso entre ciudades cercanas. Los nobles visigodos siempre anhelaron el
poder del rey que ocupaba en ese momento el trono; los reyes cristianos las
riquezas y tierras de los
musulmanes del Sur; y los mismos conquistadores envidiaban
el éxito de sus compañeros y los motivaba a conquistar nuevas tierras. Incluso
Miguel de Unamuno cuando escribió su libro Abel Sánchez consideraba que este
pecado capital es el mal nacional. Para él, “la envidia es mil veces más
terrible que el hambre, porque es hambre espiritual.”
Soberbia – Inglaterra: Los ingleses están seguros en su
isla. Desde el año 1066 no ha sido conquistada por ningún otro pueblo y los
intentos de invasión han fracasado. El pueblo inglés siempre ha buscado
mantenerse al margen del continente europeo y del resto del mundo, tanto en
pensamiento como en acción, lo cual los ha hecho orgullosos. Incluso el imperio
que forjaron fue meramente económico, ya que nunca pretendieron cultivar o
propagar su cultura, que consideran que solo pertenece a los habitantes de la
porción de la isla que ocupan. Hoy en día encabezan la facción más
recalcitrante de unión política y económica dentro de la Unión Europea. Oscar
Wilde mencionaba que “lo único capaz de consolar a un hombre por las estupideces
que hace, es el orgullo que le proporciona hacerlas.”
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