viernes, 22 de enero de 2016

La absurda repetición de la Historia

La política española hoy en día parece retrotraernos al siglo XIX. Realmente ha cambiado muy poco o casi nada. Sólo algunas circunstancias son diferentes, como el uso de la violencia. El discurso de abdicación de Amadeo de Saboya sigue siendo totalmente vigente. Recordemos un poco sus palabras: “Dos años largos ha que ciño la corona de España, y la España vive en constante lucha, viendo cada día más lejana la era de paz y de ventura que tan ardientemente anhelo. Si fuesen extranjeros los enemigos de su dicha, entonces al frente de estos soldados tan valientes como sufridos, sería el primero en combatirlos; pero todos los que con la espada, con la pluma, con la palabra, agravan y perpetúan los males de la nación, son españoles, todos invocan el dulce nombre de la Patria, todos pelean y se agitan por su bien; y entre el fragor del combate, entre el confuso, atronador y contradictorio clamor de los partidos, entre tantas y tan opuestas manifestaciones de la opinión pública, es imposible atinar cual es la verdadera y más imposible todavía hallar el remedio para tantos males.” En este caso modificaría la palabra “Patria” por “Democracia” y el discurso lo podría haber dado Amadeo hace dos días.

En el último cuarto del siglo XIX, después de años de caos político, guerras civiles con carlistas, formas de gobierno y pronunciamientos, llegó un momento en que las facciones que luchaban estaban agotadas y se implantó un turnismo entre los partidos liderados por Cánovas del Castillo y Sagasta. Por supuesto que eran circunstancias diferentes, no había una cultura democrática y el caciquismo imperaba en el país. En este sistema se integró hasta el mismo Castelar. Se creó cierta estabilidad por cansancio y ánimo de que las cosas funcionaran medianamente bien, aceptando los defectos del régimen, que eran muchos. Este cansancio recuerda un poco lo sucedido cuando muere Franco. Había que aceptar algunas normas para integrarse en el nuevo sistema, que asimismo tiene diversos defectos en su origen para alcanzar el consenso.

Al igual que la pérdida de las colonias en el 98, la crisis del 2007 ha cuestionado el rumbo que ha tomado la democracia y la vida política del país, así como sus bases sociales y económicas. La gran diferencia es que el 98 nos dio una generación de pensadores como Valle-Inclán, Azorin, Baroja o Unamuno, entre muchos otros dignos de alabanza. Hoy en día con los medios en búsqueda de rentabilidad y escándalo, nuestros referentes son Marhuenda, Inda, Elisa Beni, Sardá o Carmona.

El turnismo que había funcionado hasta principios del siglo XX se vio truncado cuando Moret, uno de los herederos de Sagasta en el partido liberal, arremetió contra Maura, heredero de Cánovas en el partido conservador; retirándole su apoyo por los sucesos de la Semana Trágica. Esto fue una de las consecuencias de la ruptura del sistema. Hace no mucho tiempo vimos cómo Pedro Sánchez acusaba incluso personalmente a Rajoy, llamándole “indecente”. Recordemos que la forma, es fondo. Incluso el líder socialista, al no apoyar la investidura de Rajoy sin tan siquiera abstenerse, está rompiendo con este “turnismo” o bipartidismo del siglo XXI.

A principios del siglo XX el PSOE apareció por primera vez en Cortes con su dirigente Pablo Iglesias. En las elecciones de 2015 lo mismo sucedió con Podemos. Hasta los dirigentes comparten nombre. Ambos han acaparado la fuerza que dan unas masas descontentas por una crisis social y económica. Me reitero a lo dicho en párrafos anteriores: las circunstancias son diferentes, pero el patrón es el mismo. Esta similitud la encontramos también en la división de las izquierdas. Basta recordar los conflictos entre los socialistas, comunistas, anarquistas, republicanos, radicales y un largo etcétera. Hoy en día tenemos a Compromís, IU, En Comú Podem, PSOE, y otro largo etcétera, que les cuesta también llegar a acuerdos estables.

No obstante las fuerza de las derechas, tanto hace cien años como hoy en día, se unen con mayor facilidad, de la misma forma que lo están haciendo PP y Ciudadanos.

Es interesante igualmente mencionar cómo Alfonso XII y María Cristina se inmiscuyeron lo justo en el gobierno, y ambos mantuvieron buenas relaciones tanto con Sagasta como Cánovas. Anecdótica es la estrecha amistad de la regente de España con el líder de los liberales. Empero, cuando la crisis se comenzó a manifestar, Alfonso XIII tanto por su carácter como por las condiciones políticas intervino con mayor profundidad en los asuntos de gobierno. Hoy en día Felipe VI juega un papel importante como árbitro ante la inestabilidad política que hay dentro del parlamento. ¿Seguirá los pasos de Alfonso XIII?

Otro tema interesante para conformar un solo epígrafe serían las similitudes entre los caciques de finales del XIX y comienzos del XX a lo Romanones, con los de finales del XX y comienzos del XXI. Mencionemos tan solo nombres como Rato, León de la Riva o Gabino de Lorenzo. De igual manera no puedo dejar de ver a tantos anarquistas reflejados (salvando las distancias, como con el resto de comparaciones) en Sánchez Gordillo, con la diferencia de que los primeros ponían bombas y este último asalta supermercados.

Afortunadamente la historia no se repite, porque estaríamos al borde de una dictadura como la de Primo de Rivera, una guerra civil y una dictadura brutal como la de Franco. Sin embargo, la repetición de estos hechos nos muestra que nuestros dirigentes, sin importar el partido al que pertenecen, son sumamente demagógicos, e ignorantes de su historia. Y no podemos decir lo contrario sobre nuestros comunicadores. La vergüenza recae también en nosotros, que en un mundo en el que, en principio, todos hemos recibido una mayor y mejor educación, nos conformamos con tanta mediocridad.

No hay comentarios:

Publicar un comentario